Llega un enano a un bar plagadito de clientes. Se acerca a la barra y ve que no le llega. Empieza a saltar y cuando está por el aire, aprovecha que asoma la cabeza por encima de la barra y dice muy rápido:
-Me pone una Fanta (otro salto) me pone una Fanta...me pone una Fanta...
y así salto tras salto. Total que como no ve Fanta alguna encima del mostrador y después de tanto saltar, decide todo frutrado, irse del bar, pero antes se percata de que en el otro extremo de la barra, la puertecilla está abierta. Se dirige hasta allí se asoma y ve a otro enano dando saltos y diciendo por los aires:
-De naranja o de limón!, de naranja o de limón! de naranja o de limón!....
Me decía mi amiga G que se sentía como el enano del chiste, y ese mismo utiizamos como metáfora o fábula rollito Esopo para darnos cuenta que muchas veces nuestra frustración se convierte en una ofuscación sin sentido, porque no asumimos que lo primero que hacemos como buenos humanos que somos es mirarnos el ombligo y pensar, como no me sirven me voy, que aquí no me atienden bien. G y yo llegamos a estar de acuerdo en ello. No puedes pretender llegar a un bar con solera donde los clientes de toda la vida tienen su espacio reservado, además del derecho a que cuando lleguen, les atienda el jefe con una sonrisa y les diga, "Manolo, buenos días, ¿lo de siempre?", y esperar lo mismo. Pocas veces nos asomamos al otro lado de la barra para comprobar que sí que te quieren atender, pero te toca, de momento, ese camarero que tampoco llega al mostrador. Ls dos estáis saltando pero la barra es alta y los ritmos van desacompados.
Me decía que era cierto, que tenía razón. No se puede reivindicar lo que no te pertenece. Acabas de llegar y no es fácil que un buen bar se convierta en el tuyo de toda la vida, porque aún no sabes si es el que te pone las mejores tostadas y el café como a ti te gusta. De igual modo tienes que pensar que para permitirte el "Manolo, buenos dias ¿lo de siempre?", hay que dejarse muchas horas y muchos desayunos.
pssss,psssss no sé... Sí y no. Que es necesario hacerse el hueco lo aprendí en mi penúltima escuela a la que llegué creyendo que ya me tenían que aceptar y no, así no funciona. Pero un buenos días, sonrisa incluida, en lo que te haces el hueco, ayuda mucho. Para mí que se está perdiendo la buena onda a pasos agigantados, no te parece??
ResponderEliminarPor que nos hacemos desconfiados, más si hemos tenido experiencias dolorosas recientes. las relaciones sociales se antojan a veces como una batalla a la que hay que ir bien pertrechado, vaya a ser que te claven la lanza cuando menos te lo esperas. Yo, con muchas cicatrices, sigo saliendo a con una camiseta y mi sonrisa. Yo creo y pienso que la buena onda está viva, pero hay que cuidarla
EliminarDe acuerdo en que nos miramos demasiado el ombligo, si miráramos un poco al otro lado seguro que nos ahorrábamos un montón de malentendidos, lo que pasa que hay días que una no está para mirar al otro lado.
ResponderEliminarPor supuesto! ojalá todos los días se nos presentaran con las características deseadas, pero eso es como lo del desconocimiento de la ley que no excusa de su cumplimiento. Evidentemente, nada como unas palabras y una agradable conversación dialogada para conocer a los enanos y sus intenciones y por supuesto para alejar malosentendidos. Besotes, reina astur.
EliminarEstoy de acuerdo con lo que dice Marcela, que hay días en que una no está para mirar al otro lado, o ni se nos pasa por la cabeza que al otro lado de la barra haya otro enano esforzándose por servirnos lo que pedimos.
ResponderEliminarPorque estamos muy pendientes de la barra y de nuestros saltos, y no miramos hacia el lugar donde la puertecilla se abre para dejarte ver.
EliminarEso de ir por la vida con orejeras es lo que tiene, que te fijas en dos enanos botarates y te pierdes a una jirafa pidiendo café y tostada :D
ResponderEliminarJjajajajajajajaja Es que a veces no vemos lo que tenemos delante, y lo GRANDE que es!!! ;)
EliminarMe ha encantado encontrarme con este chistecillo "destripao", por dos razones:
ResponderEliminar1)siempre me he preguntado ¿por qué ,el cliente, no oye al camarero? si el camarero está solícito respondiendo al pedido
2)Entre las diversas visiones expuestas, voy encontrando respuestas a este momento personal en el que yo tampoco escucho a la camarera
Después de la parrafadilla de mirarmeelombligo.... Estoy con Morgana, si el buen trato se diese de entrada, creo que se aliviarían algunos problemas de inseguridades y ofuscamientos.
Gracias y enhorabuena por compartir estos planteamientos distendidos.
¡¡Buen día!!.
la impaciencia no sirve para nada.
ResponderEliminarPero que impaciente somos todos ;)
Vergonzosa por naturaleza e insegura la que más, nunca me atrevo a creerme necesaria. Eso si, con dos cañas al coleto soy imprescindible en cualquier celebración.
ResponderEliminarTodo un paradigma
Pues desde hoy estamos más cerca de poder leer los pensamientos de la gente, y eso igual ayuda a la comunicación: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/02/120201_cerebro_lectura_pensamientos_men.shtml. Lo que no sé es si va a ser peor el remedio que la enfermedad, jaja.
ResponderEliminarReconozco que a veces me ofusco y no percibo al otro enano (ya que es tan bajito como yo espero que no tenga tanto culo!) tratando de llegar hasta mí.
ResponderEliminarGracias por la reflexión!
En vista de que hablo de mi culo, la palabra clave ha sido "pedin" jajajajaja
ResponderEliminarSiguiendo el hilo, una que ha estado a los dos lados de la barra(literal), es cierto que sacamos conclusiones de actitudes ajenas que no se corresponden con la realidad si no con la NUESTRA. Todos tienen su lado de la barra...
ResponderEliminarUna gran verdad, pero lo que nos cuesta asomarnos a ambos lados, verdad?
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